Comportarse como si no se percibiese o supiese algo con el fin de no verse involucrado en un asunto o de evitar problemas. (Wikcionario:http://es.wiktionary.org/wiki/hacerse_el_loco)
Pasado un tiempo razonable de discusión, de evaluación, de contacto y de intentos por hacer reflexionar no hubo otra salida que informar públicamente que se le retiraría la confianza. Toda organización que se precia de tener un conglomerado de profesionales dignos de confianza y cuya imagen es mancillada por actos de falta a la ética están en el derecho inalienable de tomar acción al respecto. Haciendo uso de las herramientas establecidas en nuestros estatutos, el Comité Ejecutivo decidió por mayoría tomar una acción sin precedentes para lidiar con la situación:
Artículo 8. (de los estatutos de la FEALC)
Todo lo no previsto en el presente estatuto, será resuelto por opinión
mayoritaria del Comité Ejecutivo.
Efectivamente así se hizo. Se informó como se decidió sin la necesidad de llegar a otras consideraciones que no fueran el retiro de la confianza. Pero esto fue tergiversado por la capacidad de "hacerse el loco" del afectado, intentando hacer creer que fue removido de la organización, cosa que no ocurrió y que lo estimuló a colocar su renuncia escrita y aceptada, tanto del afectado como de su organización. Fue precisamente su organización, según se constata en el documento, que le sugirió renunciar. Dada esta situación no fue necesario llevar ante la asamblea ningún planteamiento, porque se trató de una renuncia motu propio y no una expulsión. Esto no lo explica el afectado, quien a todas luces insiste que continúa siendo parte de la organización. El hecho de "hacerse el loco" lo ha llevado a pensar que quizás pudiera ser expulsado para luego arguir que hubo incapacidad en el manejo de la situación, pero lo cierto es que esto no pasó.
Esta condición de "hacerse el loco" ha empeorado de manera tal que el afectado planificó hacer una organización nueva que se ajustara a su desenfrenada obsesión de retener una posición que exige la confianza plena de los países miembros y que llegado el momento el no pudo demostrar. En su pensamiento solo se crean condiciones artificiales para no aceptar los hechos y para crear teorías conspirativas que involucran hasta personas que no estaban durante el proceso de toma de decisiones de manera retroactiva, permeando la teoría con colores políticos ajenos a la realidad espeleológica e intentando arrastrar a personas fuera de su país que en acto de buena voluntad e inconscientes de la realidad que les rodea, han brindado su ayuda de buena fe a favor de la espeleología.
Hay hechos que establecen claramente y están por escrito, la magnitud de "hacerse el loco" de Carlos Benedetto, que afectaron la buena voluntad de personas dignas como el fenecido y recordado Arquitecto-Espeleólogo Livio Incatasciato, fundador del CEUMI, institución uruguaya que acaba de formar parte de la FEALC y que dejó indeleble la razón por la cual retiraba su apoyo a Carlos Benedetto y su proyecto ULE, de José Luis Bobadilla, del grupo URION de México, integrante de la UMAE y la FEALC, de Luis Carabelli, del grupo CERMA de Argentina, ex presidente de la FAdE y más recientemente del Dr. Mladen Garasik, de la Federación Espeleológica de Croacia, quien se aleja de la forma de operar del afectado. Todos en su momento han dejado de apoyar el comportamiento errático que ha desarrollado el afectado en contra de la espeleología local, regional e internacional. Obviamente habrá historias para encubrir estos hechos comprobables.
Habrá que preguntarse por qué tanta injundia, tanto odio, tantos epítetos, tantas referencias políticas y tanto cisma que en nada aporta al desarrollo de la espeleología Argentina y Luso-aborigen-hispana. Porque solo con dejar se "hacerse el loco" y aceptar humildemente responsabilidad por los hechos hubiera bastado. Pero no, se necesita ese estado de "poder" efímero, superfluo e innecesario, al que se acostumbró por tantos años sin que nadie le llamara la atención. Ahora quienes le colocaron el cascabel al gato son los culpables de sus desgracias personales (que están directamente asociadas a su comportamiento y prácticas cuestionables). Afortunadamente la FEALC logró dar al traste con la situación y corregirla. No hacerlo hubiera sido un error garrafal, una falta de respeto y consideración a nuestros países miembros, a nuestros amigos, a las organizaciones que nos representan y que representamos tan dignamente.
No es necesario "hacerse el loco" en la FEALC. Aquí, de una manera participativa, clara, sin ambajes y con el propósito de motivar e incentivar la espeleología de la región compartimos sueños y proyectos, aun en las más apremiantes dificultades económicas que azotan la región. Podemos decir con orgullo que hasta ahora el dinero no ha sido un impedimento para compartir y aprender. No lo tenemos, como bien lo pueden tener grandes organizaciones internacionales. Aquí lo que tiene valía es el compromiso de cada uno de los componentes de la FEALC, teniendo en consideración su realidad nacional y las circunstancias que les rodean, para una espeleología fuerte, de peso, solidaria, donde la importancia radica en su gente, no necesariamente en la organización que les representa.
Este proyecto de todos excluye el culto a la personalidad, la injerencia extranjera sin finalidad, la grandilocuencia, el maltrato a las instituciones que voluntariamente y con mucho esfuerzo se levantan con un sueño que ha de convertirse en una realidad. No negamos que carecemos de algunos recursos, pero aun hay gente buena, seria, de respeto y compromiso que nos extienden la mano y nos enseñan el camino verdadero. Necesitamos el crecimiento espeleológico latinoamericano, no la desunión ni la falta de compromiso por mejorar las condiciones. Necesitamos hombros y manos que trabajen, no acusaciones sin sentido, ni entorpecimiento para ejercer una espeleología sin fronteras, una que nos aleje de las denuncias policíacas, del control de unos pocos en beneficio de unos menos. No se puede construir una espeleología fuerte si el fin es tan solo investirse de un poder que nadie le ha brindado, ni de una posición que no se merecerse Aquí el verdadero reconocimiento lo brinda la gente, aquella que te ve y te abraza sin conocerte, que te pide una foto porque le parece que la presencia y la imagen evocan solidaridad, del que se sienta al lado del que no conoce y que puede compartir de igual con el que conoce mucho, de aquellos que sienten que se les representa por la importancia de ser voluntarios a favor de un pueblo, de una nación, de Nuestra América. La América que bien habla en Guaraní, o en Maya, o en Castellano, o en Brasileño, o en Inglés o en Patuá.
No nos hacemos los locos cuando tenemos que representar nuestra gente, no porque tenemos el derecho de hacerlo, sino porque ellos lo han pedido y lo han autorizado. Esa es la gente que importa: la que quiere y demanda solidaridad, esa solidaridad que el Sr. Benedetto le niega con sus acciones a los demás en una frase que quedará consignada para la historia espeleológica de la región. No nos haremos los locos, porque ellos sería una falta de sensibilidad a las personas que desean formar parte de un proyecto de vida que salvará cavernas, educará ciudadanos y le brindará al país una mejor perspectiva del trato hacia la naturaleza y los ecosistemas sensibles asociados a ella. NO!, no nos haremos los locos...