Entender la importancia de esto es crecer como seres humano, crear puentes entre grupos, comunidades e individuos que propendan al beneficio mutuo. Por otra parte intentar aprovecharse de la oportunidad para engrandecerse, para explotar financieramente el conocimiento sin considerar a los que de manera voluntaria quieren hacer su aporte es una cualidad muy lejana de estos preceptos.
La espeleología debe ser un medio de hermandad, donde no dominen los egos, las malas intenciones, los falsos nacionalismos, ese germen que corrompe y que endiosa a los que niegan la oportunidad de igualdad entre sus mismos congéneres. La espeleología que se nutre de la egolatría, del vano creer de superioridad, de la falta de respeto y del autoengrandecimiento no aporta y divide.
la comunidad espeleológica es meritoria de grandes adelantos, no individuales sino en grupo. El beneficio de todos se puede medir en conocimiento, diversidad, voluntariado, satisfacción y en aprender hacer el bien. Recuerdo en una capacitación haver quedado colgado de un pié mientras alguna que otra persona se manifestaba burlonamente y un finado compañero, entendiendo lo que sucedía decía: "cuidado, ese te quien te burlas ahora podría ser quien te rescate alguna vez".
Nadie está exento de los errores, como tampoco quienes trabajan arduamente por la unión, por la solidaridad y por una espeleología ajena a los intereses personales debe ser juzgado y desechado. Nadie posee la verdad, y tristemente, en algunos círculos dentro de la espeleología se crea el mal del elitismo, del rechazo, de no querer compartir lo que en algún momento será de beneficio para todos.
No podemos convertirnos en una isla solitaria. Dependemos de los demás. El conocimiento que no se comparte no es útil ni tiene valor. Compartir nuestras experiencias de vida, aprender de los demas, aprender a separar el cardo y las espinas del heno nos hará bien. Demostrar que nuestra espeleología está por encima de cualquier interés mezquino nos convertirá en mejores personas.
La Escuela Latinoamericana de Espeleosocorro (ELE), conformada por instructores de muchas espelecialidades a través de nuestra America se enorgullece ser un puente entre países, que por mas de veinte años ha brindado capacitación de calidad, con las técnicas modernas mundialmente aceptadas tanto de las técnicas europeas como las estadounidenses y australianas. Instructores de carrera intachable, profesional y académica, unen voluntades para una espeleología más segura. Mexico, Puerto Rico, Panamá, Cuba, Argentina, Estados Unidos y Uruguay son los países donde provienen. Su participación le ha hecho merecedores de reconocimientos institucionales, civiles y militares.
De este cúmulo de conocimiento, que no está atado al dinero, de gente que voluntariamente se ofrece a enseñar y a enseñar bien todos y cada uno de los aspectos que conlleva el espéleosocorro, son los que han enseñado con humildad y profesionalismo espeleólogos en Cuba, República Dominicana, Venezuela, Argentina, Uruguay, Honduras, Costa Rica y Puerto Rico.
ELE cree en la solidaridad, en una solidaridad que no esté atada al desconocimiento, al interes particular, al engrandecimiento ni a los egos. La solidaridad espeleológica está atada a la humildad. A que puedas formar futuros espeleólogos con consciencia, que apliquen metodos sin dejar de pensar en las posibilidades y cómo hacer mas facil la tarea.
Todos queremos una espeleología fuerte, respetuosa, donde se trate a las personas con dignidad, donde la burla y el desprecio no sea parte del esquema. Todos queremos una espeleología sin intereses, donde lo bueno se reconozca y se mejore. Donde se llegue al que mas necesita. Lejos de los simplismos que nada bueno traen a nuestros adeptos. Eso queremos. Ojalá podamos medirnos todos desde la misma altura: la humildad.